Toda la clase partimos de un tema que ya habíamos leído y comprendido por parejas, lo cual facilita la enseñanza de una sección del mismo a los demás. A ésto le añadimos que ninguno de nosotros éramos expertos, es decir, que un "igual" te enseña; lo que facilita mucho, tanto la emisión como la recepción de los contenidos.
Esta reflexión me parece importante, ya que determina, en cierta forma la elección de cada grupo de la metodología utilizada.
Mi grupo, en particular, fue el primero, y considerando que el contenido era muy extenso y a la vez muy resumido lo que hicimos fue desarrollarlo con una metodología expositiva, donde lo criticable está en que el exponente no para de hablar, sin apenas intervención de los que escuchan. Creo que aún hoy no sabría plantearlo de otra manera.
Si fuese dirigido a otras personas, a adolescentes, a niños más pequeños, la exposición hubiese sido diferente, en cuanto a la metodología, pero cuando leímos nuestra parte y la analizamos enseguida nos sugirió que era algo archiconocido por todos y que nuestra función consistiría en un mero recordatorio e introducción.
Otros grupos, usando una metodología más interactiva, con ejercicios prácticos lograron una exposición más dinámica, divertida e incluso provocadora y atrevida.
Deberíamos haber hecho más prácticas de ese tipo porque creo que te acercan más a la función de profesor que todas estas lecturas y críticas acerca del arte o no arte, o artista o estética, que se han repetido tanto en todas las asignaturas y que han aclarado tan poco.
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